Ser asertivos es la forma más eficaz de resolver conflictos.

Las personas asertivas no son sumisas ni serviles, ni tampoco hacen uso de la arrogancia narcisista e irrespetuosa. Un hecho que sin duda les caracteriza es su solvencia a la hora de resolver conflictos y diferencias. Son perfiles hábiles para defender sus derechos, originales a la hora de aliviar tensiones y resolver malentendidos con la serenidad de quien controla bien sus emociones.

Todos sabemos que la asertividad es, al fin y al cabo, ese ingrediente esencial capaz de mejorar nuestro estilo de comunicación y la calidad de nuestras relaciones. 

A muchos de nosotros nos cuesta un poco ser coherentes entre lo que pensamos y aquello que hacemos. Poco a poco vamos almacenando tanta frustración y malestar que, en un momento dado, acabamos reaccionando del peor modo posible. La asertividad es ante todo un ejercicio de dignidad personal que debe actuar siempre como engranaje en cualquier escenario de nuestras vidas.

Uno de ellos, quizá uno de los más importantes, es el campo de los conflictos relacionales. Ya sea a nivel laboral o personal, siempre hay algún momento del día, de la semana o del mes en el que nos vemos obligados a defender territorios, opiniones e incluso nuestra propia identidad; saber manejar estos instantes sin caer en el servilismo o en la agresión verbal es algo prioritario.

El miedo a herir a los demás, a no saber expresar nuestro enfado o desacuerdo sin caer en la ofensa o el reproche, temor a no tener recursos para deshacernos de la manipulación.

Cabe decir que no es fácil lograrlo de un día para otro, sin embargo, lo que sí debemos tener claro es que estos recursos se aprenden, se entrenan y se aplican con efectividad a medida que los vamos comprendiendo. 

A menudo, las diferencias se quedan ahí, separando dos posiciones, dos actitudes, dos comportamientos.

Que esto sea así no debe desesperarnos, ni enfadarnos aún más. La buena gestión emocional de las personas asertivas en estos casos les permite aceptar este tipo de situaciones. Al fin y al cabo, las personas no estamos obligadas a estar de acuerdo en todo, a ver las cosas desde la misma óptica. La clave está en saber respetar las perspectivas ajenas.

Si un conflicto no termina bien y la persona que tenemos delante no argumenta, ni atiende, ni propone y se limita a ofender y a intensificar aún más las emociones negativas, lo mejor es poner distancia. Esto es algo que tienen claro las personas asertivas y por ello, lejos de caer en una dinámica sin sentido, lo ideal es mantener la calma y alejarnos.

A menudo suele decirse eso de que la asertividad es el punto intermedio entre quien se arrodilla y entre quien aplasta a su interlocutor. Las personas asertivas se mueven en esa esfera de quién día a día se conoce un poco mejor y es más hábil para defenderse sin agredir y quién, además, gana en ingenio para resolver de manera efectiva los problemas cotidianos. 

Si tú has identificado que te falta ser asertivo al resolver conflictos debes saber que la asertividad se puede desarrollar con apoyo de la terapia cognitivo conductual.

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