Trastorno Dismórfico Corporal

Comúnmente reconocemos las partes de nuestro cuerpo, las identificamos con sus características como parte de aquello que nos hace únicos y determina nuestra apariencia; también es cierto que es común reconocer que hay ciertos aspectos de nuestro físico que si pudiéramos los cambiaríamos, o de hecho lo hacemos, por ejemplo, cortarnos de determinada forma el cabello, vestir con cierto tipo de prendas, maquillarnos, etc.

 Esto es común y culturalmente aceptado, pues es parte de la expresión y desarrollo libre de nuestra personalidad. Sin embargo, hay algunas personas que padecen una "forma severa" de inconformidad con determinadas partes de su cuerpo, al grado que les causa sufrimiento y merma de manera significativa su salud física y psicosocial, derivando en un trastorno conocido como dismórfico corporal.


El trastorno dismórfico corporal (TDC) está caracterizado por la preocupación excesiva y desmesurada por un defecto mínimo o imaginario en la apariencia física, provocando un deterioro en la calidad de vida.

 Las personas que padecen TDC tienden a centrarse en su apariencia física y a menudo experimentan pensamientos intrusivos acerca de que los demás notan y critican su supuesto defecto, lo que le produce miedo al rechazo, baja autoestima, evitación de situaciones sociales y vergüenza por sentirse inferiores. Se sabe que uno de los retos con este trastorno son los pensamientos delirantes, es decir la idea fija de que la forma distorsionada en la que se perciben es la correcta.


La prevalencia de TDC entre la población general es relativamente baja, sin embargo, es especialmente alta entre personas que además padecen trastorno obsesivo compulsivo y que tienen rasgos de personalidad perfeccionistas. También existen dos poblaciones vulnerables: las personas que atraviesan la adolescencia tardía y adultez temprana, época en la que la apariencia física y la autoimagen cobran especial relevancia, así como las mujeres después de la menopausia


¿Cómo se diagnostica el TDC? Este es un procedimiento complejo, que debe ser llevado a cabo por un psicólogo o psiquiatra experimentados, luego de una evaluación completa, ambos podrían comenzar de forma paralela un tratamiento personalizado para cada tipo de paciente y su situación particular, basados en psicoterapia y en medicación de ser necesario.


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