Culparse a sí mismo.



Es fácil recordar una ocasión en la cual actuamos en contra de nuestros principios, lastimamos a alguien o sentimos que hicimos u omitimos hacer algo que pudo tener consecuencias adversas, además que podemos evocar el sentimiento de culpa y los pensamientos recurrentes acerca de "¿qué hubiera pasado si...?" que simplemente no podemos dejar, ya que sentimos que somos responsables de lo que pasó. Llamamos auto culpa al proceso cognitivo en el cual un individuo se atribuye la ocurrencia de un evento altamente estresante a sí mismo.

Un elemento clave en la culpa, es la evaluación que se hace de los eventos estresantes (accidentes, desastres naturales, asaltos con violencia, muerte de un ser querido), pueden percibirse como fuera o dentro de nuestro control, es decir, tendemos a pensar y repasar el evento tratando de ver en qué fallamos o qué pudimos haber hecho mejor.

 Se ha sugerido que sentir culpa por cosas que sí podemos controlar nos ayuda a reflexionar y cambiar nuestro actuar en situaciones futuras, lo cual aumenta el control percibido durante las situaciones estresantes y las capacidades de afrontamiento de la persona; sin embargo, atribuirse la causa de eventos fuera de nuestro control puede dejarnos una sensación de impotencia y desesperanza, que a largo plazo se relaciona con síntomas melancólicos y depresión.

 
Por otra parte, la forma en la cual nos vemos a nosotros y los estándares que nos imponemos, pueden también jugar un papel esencial. "Era mi deber protegerlo", "No debí haber salido", o "No debí fallarle", son ejemplos de pensamientos de una persona que le cuesta trabajo aceptar que puede fallar y de la poco realista convicción de que se puede ser perfecto. 

Sin embargo, es normal que, en situaciones difíciles de procesar cognitiva y emocionalmente, las personas atribuyan causas o responsabilidades a manera de ganar control sobre la situación y dar una explicación lógica a lo que pasa. La intención es buena, puesto que responde a la pregunta de ¿Por qué tuvo que pasar esto? y a la necesidad de saber que podemos evitarlo en un futuro.
No obstante, esta suposición está a menudo errada y no nos permitirá confiar en nosotros y en nuestras capacidades, conduciéndonos en un círculo destructivo de culpa. En resumen, aunque la auto culpa sea un escenario común posterior a un evento altamente estresante, el constante sufrimiento producido por pensar que pudimos hacer algo aun cuando esto no sea cierto merece la atención de un especialista.

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