LA IMPORTANCIA DE CONFIAR EN TI MISMO



Los últimos cambios en lo que se ha envuelto nuestra sociedad implica recorrer nuevos caminos y asumir retos. Así que hay que prepararse para lo que se avecina. Sin embargo lo nuevo siempre va a generar incertidumbre, y lo mejor que podemos  hacer en estos casos es desarrollar la autoconfianza.

En este sentido Bandura (1997), define la autoconfianza como las autoevaluaciones por parte del individuo sobre lo que se cree capaz de hacer.  Es decir, es la percepción que el individuo tiene de su propia capacidad para realizar un conjunto de actividades o tareas. Así, si las tareas difíciles se afrontan con un alto nivel de autoconfianza, esto hará que se perciban como cambiables, más que como amenazantes.

Es de notarse que todas las personas se encuentran en una constante evaluación del efecto de sus acciones y las interpretaciones que estos efectos le permitan crear autoconfianza con respecto a la acción que se realizó. Por lo tanto, los éxitos aumentarán la autoconfianza mientras que los fracasos la disminuirán.

Por tal motivo el hecho de creer en tus capacidades es lo que ayudará a iniciar el camino que te llevará a conseguir lo que deseas. No hay mayor seguridad ni mayor nivel de confianza que el que te aportas a ti mismo.

Dicho lo anterior, quiero ejemplificarlo con el cuento titulado El granjero y la mula:

Un día, un granjero escuchó un espeluznante sonido al pasar junto al pozo que tenía en el exterior de la casa. Era un pozo abandonado, que el hombre no utilizaba, y estaba seco, sin agua. Al asomarse, descubrió que su mula se había caído al pozo, y estaba asustada y magullada.

El hombre, sin saber muy bien qué hacer, llamó a su vecino por si podía ayudarle a rescatarla. Y éste, después de observar bien la situación, la profundidad del pozo y la situación en la que se encontraba el animal, le dijo:

– Lo siento, amigo, creo que no se puede hacer nada por ella. Lo mejor es que la sacrifiquemos para ahorrarle una agonía mayor.

– Oh, qué lástima- contestó el granjero- Tenía mucho cariño a mi mula. ¡Qué desgracia!

Ambos fueron a por palas, porque pensaban enterrar al animal en el pozo y así tapar el agujero para que no volviera a pasar aquello con ningún otro animal.

– Empecemos cuanto antes, dijo el granjero-. Y, diciendo esto, ambos empezaron a tirar tierra al pozo.

La mula, al sentir la primera pala de arena en el lomo, se extrañó. Miró hacia arriba y le volvió a caer más arena encima. Entonces se asustó. Se dio cuenta de que su amo no la intentaba salvar, sino que quería enterrarla.

Al principio a la mula le entró un ataque de pánico, y comenzó a rebuznar y a dar coces sin parar. Entonces, se dio cuenta de que al hacer eso, la arena caía al suelo, y al aplastarla con las pezuñas, se formaba un pequeño montículo de arena sobre el que podía pisar con firmeza. Entonces se tranquilizó y pensó:

– ¡Esto es lo que tengo que hacer! Mi amo me está ayudando lanzando arena y puedo utilizarla. Tengo que concentrarme bien…

La mula comenzó a repetir el mismo movimiento cada vez que sentía la arena sobre su lomo. Sacudía bien el cuerpo, daba una coz y pisaba la arena. Una y otra vez. Y a pesar del cansancio, no dejaba de repetirse:

 ¡Venga, que puedes conseguirlo! ¡Lo estás haciendo muy bien! ¡Ya queda menos ¡Vas a vivir! ¡Vas a salvarte! ¡No queda nada! ¡Un poco más!

Y así, poco a poco, la mula fue subiendo más y más. Y cuando el granjero y su vecino la vieron aparecer por la boca del pozo, apenas podían creer lo que veían. Empezaron a dar saltos de contentos y a felicitar a la mula por haber sido tan inteligente.

 

Referencia

Tu cuento favorito.com (2019). El granjero y la mula. Disponible en: https://tucuentofavorito.com/el-granjero-y-la-mula-cuento-infantil-sobre-la-confianza-en-uno-mismo/

Comentarios

Entradas populares