¿Eres de las personas que analizan en exceso los problemas?
Existen
problemas que no podemos resolver en un momento determinado. Momentos en los
que la decisión más inteligente es esperar a que se desarrollen los
acontecimientos. Sin embargo, en ocasiones, apartar estos problemas que tenemos
que "dejar descansar" del foco de nuestra atención no es tarea fácil.
Ante un problema
o una preocupación, es inevitable que pensemos en ello para tratar de encontrar
una solución.
Sin embargo, en
ocasiones pecamos de analizar en exceso y, al contrario de lo que podamos
creer, eso no es beneficioso ni para el problema ni para nuestro bienestar. Por
ello, es necesario aprender a dedicar el tiempo justo y necesario, así como
aprender a apartar de nuestro foco de atención cuestiones a las que de momento
no les podemos dar solución.
Si eso no
ocurre, se puede caer en lo que se llama síndrome de la parálisis por análisis.
Este fenómeno ocurre cuando, tras darle vueltas a las cosas sin actuar, nos
quedamos también bloqueados en otros campos o iniciativas.
Este bloqueo
puede dar lugar a una pérdida de motivación y del enfoque, aumento del miedo,
reducción de la autoestima y a un retraso en conseguir el objetivo.
Para evitar
llegar a ese punto y aprender a no analizar en exceso, existe una serie de
pautas que te ayudarán a gestionar este tipo de pensamientos.
Cómo dejar de
analizar en exceso
Uno de los pasos
principales es entender el por qué tendemos a analizar en exceso. Detrás de
ello puede haber diferentes causas. Por un lado, puede que sea por miedo al
fracaso o a equivocarnos y esa emoción hace que empecemos a jugar con
escenarios futuros de manera peligrosa para nuestro equilibrio emocional: - ¿Y si sale mal?, - ¿Y si me arrepiento?,-
¿Y si afecta a otras personas?, -No voy a ser capaz de ello …
Todas estas ideas realmente no llevan a
ninguna parte ni tienen una respuesta certera. Al final, el miedo desaparecerá
una vez que pasemos a la acción y sólo con la experiencia podremos responder y
aprender de ello.
También puede
ocurrir que le demos vueltas y vueltas a una cuestión en una búsqueda
inagotable y estéril de la perfección. Querer hacer las cosas bien es
completamente positivo y legítimo, sin embargo el perfeccionismo puede hacer
que caigamos en un bucle, el cual además nos hace sentir más inseguros sobre lo
que hacemos y tolerar de manera inadecuada el fracaso.
Además de
analizar las posibles causas, otro paso básico es ser conscientes de que, cuando
pensamos, procesamos la información a través de unos filtros mentales que
distorsionan la percepción. Así pues, las pautas para dejar de analizar en
exceso consisten en pequeños ejercicios para despejar la mente y liberarse de
esos patrones que no nos ayudan a ver con claridad:
1.- Parada del
pensamiento
Cuando te sientas
agotado por llevar mucho tiempo dándole vueltas a tus pensamientos, pon en
marcha esta estrategia que consiste sencillamente, en decirte “¡basta!” a ti
mismo y acatar la orden. Es decir, cuando te des cuenta de que has vuelto a
pensar demasiado, entrena una señal que te detenga.
Acompaña esta
locución interna con otra tarea que te distraiga. Por ejemplo, date un paseo,
llama por teléfono a un amigo o amigo para que te hablen de otras cosas, ponte
la música que te guste… Cualquier cosa separada de la preocupación servirá. Lo
importante es dar el paso para querer desviar el pensamiento.
2.- Horario para
pensar
Si eres de las
personas que le dedican tiempo a diario a analizar en exceso, no solo cuando
surge algún problema, puedes ponerte un horario. Aunque resulte curioso,
establecer un horario limitado para pensar puede impedir que las preocupaciones
terminen por contaminar todo.
Por ejemplo,
puedes dedicar media hora cada tarde para pensar y analizar, posponiendo los
pensamientos si aparecen en otro momento.
Este tiempo
limitado te ayudará a descansar la mente a lo largo del día y cuando pienses lo
verás todo de una forma más clara. En este sentido, es importante que el tiempo
para pensar no tenga lugar cuando estés ansioso, triste o enfadado. En algún momento,
llegado el tiempo para pensar, te resultará extraño forzar el análisis, por lo
que poco a poco se desvanecerá esa necesidad.
3.- Habla con
alguien
Hablar con otra
persona sobre lo que te preocupa puede ser realmente útil. Servirá como
desahogo, y también será útil para que recibas el consejo y la opinión de
alguien ajeno al problema. Esa persona pensará con mayor claridad y objetividad
sobre el asunto y, además, te dedicará la suficiente atención como para
comprenderte.
No obstante, no
hay que dejar que todos los razonamientos los haga el otro, así como no podemos
esperar que alguien decida por uno mismo. Ten en cuenta que esa persona, a
pesar de estar encantada de escucharte, tiene también que tomar decisiones para
sus propias encrucijadas. Por ello, no abuses de esta estrategia y acude cuando
necesites verdadero apoyo.
4.-Recupera
espontaneidad y decisión
Lo más
importante de todo es que seas capaz de permitirte ser espontáneo y decidir. Si
sueles analizar en exceso, date la oportunidad de saborear el placer de
improvisar, de dejar que las cosas fluyan y de tomar decisiones. Las
decisiones, por mucho que se analicen, se suelen tomar generalmente más basadas
en las emociones, lo que hace menos probable que después nos podamos
arrepentir.
Además, crea un
bucle positivo en el que decidir y no darle excesiva importancia, aumenta tu
confianza y tu capacidad de decisión en el futuro. Analizar en exceso solo nubla
tu mente, así que comienza a poner en práctica estos ejercicios y libérate de
la carga.
Si requieres
apoyo comunícate a Mayán Hajaim al 5552925131.
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