Problemas de conducta en la edad escolar.
Los trastornos del comportamiento perturbador o trastornos de la conducta en la infancia y en la adolescencia, engloban un conjunto de conductas que implican oposición a las normas sociales y a los avisos de las figuras de autoridad, cuya consecuencia más destacada es el fastidio o la perturbación, más o menos crónica, de la convivencia con otras personas: compañeros, padres, profesores y personas desconocidas (Fernández y Olmedo, 1999).
Algunas
conductas de oposición son en determinados momentos, importantes para el
desarrollo y la formación de la propia identidad y la adquisición de
habilidades de autocontrol y desarrollo personal. Sin embargo, hay
adolescentes, niños y niñas, en los que la frecuencia y la intensidad de sus
emociones están claramente por encima de lo que
podría considerarse normal para su edad o grupo de referencia.
La mayor parte
de los problemas de conducta que muestran los niños y adolescentes pueden
explicarse como un desajuste dentro de
su contexto familiar, escolar o social, pero si éste permanece en el
tiempo, los niños que lo presentan pueden ser señalados como problemáticos con
la consiguiente etiqueta que, además, suele ir acompañada de otros problemas
que dificultarán las posibilidades de adaptación y normalización de su
desarrollo.
La gravedad o intensidad de los problemas de conducta es amplia y va
desde problemas cotidianos más o menos intensos o incómodos hasta los
desórdenes del comportamiento recogidos en las clasificaciones internacionales.
Gran parte de estos problemas se presenta ya desde la infancia y en muchos de
ellos puede observarse la progresión de su gravedad. Por tanto, las pautas
educativas y los momentos de intervención son un elemento importante en la
prevención o desarrollo de dichos problemas.
¿Cómo abordar los trastornos de conducta?
Las intervenciones en los problemas de conducta requieren un trabajo
coordinado y conjunto por parte de todos los agentes implicados en el
desarrollo psicosocial del niño o adolescente.
En el nivel preventivo son
necesarias actuaciones y programas dirigidos a los padres y al ámbito escolar
que faciliten al niño un entorno sano y acogedor. Estos programas suelen ser
efectivos y están encaminados a mejorar el autocontrol, prevenir la violencia,
promocionar estrategias adecuadas de resolución de conflictos, desarrollar un autoconcepto positivo, mejorar
la competencia social y escolar e incrementar la tolerancia y el respeto a la
diversidad.
Los objetivos de la intervención irán encaminados a aumentar la
competencia del niño para resolver sus propios problemas, mejorar sus
habilidades comunicativas y manejar sus conductas impulsivas. Por lo que
respecta a la familia, las intervenciones se dirigirán a introducir cambios en
la dinámica familiar, mejorar la comunicación entre sus miembros y reducir las
conductas desadaptadas. En el contexto escolar, las actuaciones se encaminarán
a incrementar las habilidades comunicativas del profesorado respecto a las
relaciones con sus alumnos, así como a
aumentar el conocimiento y competencia en la identificación y el manejo de los
problemas de conducta de manera eficaz.
Al mismo tiempo será necesario desarrollar un trabajo específico con el
grupo de compañeros que, inevitablemente, están implicados en el problema. Esta
mejora de la socialización en el grupo es algo indispensable ya que, en
definitiva, los problemas de comportamiento suponen un fracaso en el proceso de
socialización del individuo.
Este tipo de intervención será
una poderosa herramienta en la prevención y el manejo de los problemas
de conducta y en Maayán Hajaim podemos ayudarte al respecto.
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