¿Pones límites a tus hijos?
Son muchos los
interrogantes y dudas que aparecen a la hora de educar, así como las diferentes
emociones que aparecen durante dicho proceso, especialmente a la hora de marcar
límites.
Es habitual que muchos padres tengan dudas y
puedan llegar a sentirse «malos padres» al tomar decisiones que conllevan
establecer normas y pautas de crianza.
¿Qué es y qué no
es un límite?
Muchas personas
asocian la palabra límite con algo negativo y piensan que marcar fronteras
implica el no tomar en cuenta la opinión de su hijo. Sin embargo, este concepto
se aleja mucho de otros como gritar, enfadarse o ignorar y se acerca más al de
estructurar, regular y enseñar. Marcar un límite no implica alzar la voz o
enfadarse, tampoco faltar al respeto.
Educar, supone
decir no a peticiones que no pueden o deben llevarse a cabo y enseñar a tu hijo
desde niño que a veces hay que esperar para conseguir lo que se quiere. También
implica poner consecuencias a comportamientos
que hay que corregir y aceptar ser consecuentes con las decisiones que se
toman.
Para ello no es
necesario que los padres alcen la voz, se enfaden o amenacen constantemente a
sus hijos. El mensaje se puede transmitir con calma, de forma clara y sin repetirse
demasiadas veces. No conviene lanzar amenazas absolutas o que nunca vayan a
llevarse a cabo.
Ante una conducta inadecuada: como una
rabieta, golpes o amenazas, los padres ceden y
ambas partes se sienten bien. Por un lado, los padres consiguen que el
niño pare en su conducta y deje de molestar
mientras que por el otro,¡ el hijo consigue lo que quiere!...A esto se le llama
Reforzamiento Negativo ,en el cual, los padres al ceder ante una rabieta
obtienen alivio: la rabieta cesa y el niño consigue lo que desea, por lo tanto aumenta
la probabilidad de que con el tiempo las rabietas sean más frecuentes.
A corto plazo
parece que ambas partes ganan, pero a largo plazo las consecuencias pueden no
ser tan agradables: el niño aprenderá a manipular al adulto mediante estas
conductas y las utilizará de forma habitual. Por el otro lado, los padres
acabarán por no poder controlar el comportamiento del hijo a no ser que le den
aquello que pide…
Las personas a
quienes no se les han puesto límites normalmente tienen una baja tolerancia a
la frustración, les cuesta controlar sus emociones y no responden bien ante el
cumplimiento de normas y obligaciones. Suelen manipular y hacer sentir mal al
otro con tal de conseguir su propósito.
Impertinencia,
exigencia de privilegios, falta de constancia y esfuerzo, escasa paciencia,
poca colaboración, problemas de conducta, agresiones o incluso destrucción de
objetos son algunos de los problemas en los que puede derivar la falta de
límites.
En los
trastornos conductuales, como por ejemplo el Trastorno Negativista Desafiante o
el trastorno de conducta, caracterizados por un desafío constante y la ruptura
de normas, es frecuente encontrar una educación carente de límites dónde es el
niño quien ordena, manda y decide.
Si tú no educas
¿quién educará?
Son muchos los
hogares donde quien tiene la última palabra es el menor y son los adultos
quienes acomodan sus planes y rutinas a las demandas y caprichos del hijo.
Una de las
labores fundamentales de los padres es educar para que el propio niño pueda
autorregularse. Sin embargo, para que el niño pueda regularse a sí mismo antes
ha tenido que haber sido regulado desde fuera.
Son los padres,
y no otras personas, quienes tienen el deber y la obligación de educar a sus
hijos. Esto implica escuchar, enseñarles que es lo correcto e incorrecto.
Educar no es una labor sencilla, pero si no la asumen los padres, ¿quiénes lo
harán?
Por lo tanto es
importante tener bien definidos los límites y las consecuencias para que el
niño llegue a interiorizarlos. Muchos padres creen que debería haber una serie
de consecuencias para que el niño aprenda la lección. Pero no son conscientes
de que en este punto ya existen esas consecuencias.
Aunque según como se haya
gestionado la situación irán en distintas direcciones, por lo tanto hay que
establecer límites y consecuencias claros.
Si requieres
apoyo para saber cómo poder poner límites a tus hijos, comunícate a Maayan
Hajaim al 52925131.
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