Consecuencias psicológicas del COVID-19
El COVID-19 está alterando por completo
nuestro estilo de vida. En un escenario de incertidumbre, experimentar ansiedad
es normal. Sin embargo, es necesario manejarla para poder dar lo mejor de
nosotros mismos y vencer entre todos esta situación de emergencia.
A partir de los datos y de las
observaciones que estamos viendo durante estos días, podemos estimar que las
consecuencias psicológicas del coronavirus pueden ser la siguientes:
1. El confinamiento genera estrés.
Una de las medidas que estamos tomando para
prevenir el coronavirus e incluso para pasar la propia enfermedad (cuando los
síntomas son leves) es llevar a cabo una cuarentena.
Este periodo de aislamiento dura 15 días.
Bien, algo que se ha podido observar es que, la salud mental se resiente.
2. El miedo a la infección se vuelve
irracional.
Una de las consecuencias psicológicas más
evidentes del coronavirus es el miedo a la infección. Cuando una situación de
epidemia o pandemia se alarga, la mente humana tiende a desarrollar miedos
irracionales.
No importa que dispongamos de una
información fiable. No tiene relevancia que nos adviertan de las medidas de
seguridad (lavado de manos, distancia de más de un metro…).
Poco a poco desarrollamos más miedos, hasta
que éstos son cada vez más infundados.
Puede darse el temor irracional a que la
infección también pueda provenir de los alimentos que tomamos o que nuestras
mascotas sean transmisoras…
Son
situaciones límite a las que nunca debemos llegar.
3. Aburrimiento y frustración
Es evidente. En un contexto donde se reduce
la interacción social, ese donde solo reina el silencio en las calles y se nos
obliga al confinamiento en el hogar, es evidente que aparezca el aburrimiento.
Lo
bueno es que, podemos combatirlo de muchas formas, lo sabemos.
Sin embargo, cuando pasan los días y crece
la incertidumbre, surge la frustración.
No poder mantener nuestro estilo de vida ni la libertad de movimientos nos
precipita hacia esas emociones más complejas y problemáticas.
4. Sensación de que nos faltan bienes
básicos y la conducta del pánico
En un contexto de epidemia o pandemia, la
mente actúa a menudo por impulsos. Uno de esos efectos son las compras
compulsivas.
Debemos recordar, por ejemplo, la clásica
pirámide de necesidades básicas de Abraham Maslow. En la base de la misma, el
ser humano necesita abastecerse de alimentos y bienes básicos para sentirse
bien.
En un escenario de incertidumbre, nuestro
cerebro focaliza su atención en esa prioridad: en que no nos falten esos suministros
básicos. No importa por tanto que nuestros supermercados no tengan problemas de
abastecimiento.
No importa tampoco que nuestras farmacias
no tengan faltas en ningún fármaco. Nuestra mente nos hace creer que nos faltan
esos bienes y que debemos conseguirlos.
5. Desconfianza: ¡No nos están dando toda
la información!
Otra de las consecuencias psicológicas del
coronavirus es la desconfianza hacia las fuentes autorizadas. Instituciones
sanitarias, políticos, científicos de relevancia… Llega un punto en medio de
estos contextos de crisis e incertidumbre en los que la mente humana se
desconecta y desconfía.
En psicología conocemos muy bien un
fenómeno llamado contagio social. Son situaciones en las que las emociones se
propagan hasta desencadenarse situaciones de elevado estrés, preocupación y
hasta pánico. La ansiedad por coronavirus se puede impregnar en nosotros y es
necesario contener su efecto para manejar entre todos, y de manera acertada, la
actual situación. Para que nuestro estilo de vida no se vea afectado.
Si requieres apoyo llama a Maayán Hajaim,
un equipo de profesionales de la psicología te atenderá. 52925131.
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