¿Qué es una relación dependiente?




La dependencia, va más allá del mero deseo de estar al lado de alguien; se la considera una adicción dado que quién la padece, cree que la felicidad de uno  depende de su pareja o de otras personas. Más, las repercusiones de esta situación es la dejar de ser quién realmente es, y por ende, se es incapaz de vivir plenamente…
 Características de este tipo de relación:
1.     Se sienten responsables de los sentimientos de la pareja. Las personas dependientes gastan toda su energía para satisfacer las necesidades de su pareja y están constantemente haciendo sacrificios en su relación.
2.     Se dejan llevar por la parte emocional más que la racional y actúan impulsivamente.
3.     Tienen límites poco claros, no saben dónde empiezan los derechos de los demás y son muy controladoras.
4.     Las personas dependientes usan la manipulación o la culpa para controlar el comportamiento de los demás.
5.     Los individuos dependientes pasan demasiado tiempo pensando en otras personas y en cómo estarán éstas, hasta que se convierte en una obsesión.
6.     Valorarse negativamente es frecuente en este tipo de individuos. Son personas que temen el rechazo y no se sienten a gusto consigo mismas.
7.      Son personas que no suelen tener habilidades sociales muy desarrolladas y eso les genera la dificultad para resolver problemas que se presenten en la relación.
Lo anterior equivale a una relación toxica. Y en el siguiente relato titulado “Volar Juntos pero no atados” permite entender cómo sería una relación sana:

Cuenta una vieja leyenda de los indios Sioux, que una vez llegaron hasta la tienda del viejo brujo de la tribu, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Alta la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.
- Nos amamos - empezó el joven.
- Y nos vamos a casar - dijo ella.
- Y nos queremos tanto que tenemos miedo. Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán. Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos. Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta el día de nuestra muerte.
- Por favor
 - repitieron - ¿hay algo que podamos hacer?
El viejo los miró y se emocionó de verlos tan jóvenes, tan enamorados, tan anhelantes esperando su palabra.
- Hay algo...- dijo el viejo después de una larga pausa -. Pero no sé...es una tarea muy difícil y sacrificada.
- No importa - dijeron los dos-. Lo que sea - ratificó Toro Bravo.
Bien -dijo el brujo-. Nube Alta, ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, y deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna llena. ¿Comprendiste?
La joven asintió en silencio.
Y tú, Toro Bravo - siguió el brujo - deberás escalar la Montaña del Trueno; cuando llegues a la cima, encontrarás la más brava de todas las águilas y, solamente con tus manos y una red, deberás atraparla sin heridas y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Alta...¡salgan ahora!.
Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa salieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte, él hacia el sur.... El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con sendas bolsas de tela que contenían las aves solicitadas.
El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas. Los jóvenes lo hicieron y expusieron ante la aprobación del viejo las aves cazadas. Eran verdaderamente hermosos ejemplares, sin duda lo mejor de su estirpe.
- ¿Volaban alto?- preguntó el brujo.
Sí, sin duda. Como lo pediste... ¿y ahora? - preguntó el joven- ¿los mataremos y beberemos el honor de su sangre?
No - dijo el viejo-.
Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne - propuso la joven-.
No - repitió el viejo-. Harán lo que les digo: Tomen las aves y átenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero... Cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.
El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros. El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero solo consiguieron revolcarse en el piso. Unos minutos después, irritadas por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre si hasta lastimarse.
Este es el conjuro...
-Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como un águila y un halcón; si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse uno al otro. 
Si quieren que el amor entre ustedes perdure…VUELEN JUNTOS PERO JAMÁS ATADOS

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Referencias
Volar Juntos pero no atados (2012). Disponible en: https://psicogtm.blogspot.com/2012/12/volar-juntos-pero-jamas-atados.html

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