Aprendiendo a manejar el enojo
El enojo es una respuesta natural que siente
el ser humano ante situaciones amenazantes, cuando creemos que estamos en
riesgo de sufrir perjuicios o pensamos que otra persona nos ha causado mal
innecesariamente, también el enojo puede ser resultado de la frustración
cuando nuestras necesidades, deseos y metas no se están cumpliendo. Cuando aparece el enojo se puede perder la
paciencia y actuar de manera impulsiva, agresiva o violenta. Sin embargo, cuando se pierde el control, el
enojo se vuelve destructivo.
La
manera natural de expresar el enojo generalmente es a través de la agresión, la
cual es la respuesta intuitiva ante la percepción de amenazas físicas o verbales.
Sin embargo, responder
agresivamente a cada situación de amenaza no es sano ni seguro. La violencia acarrea problemas sociales,
dificultades con la familia, problemas con la justicia, así como daño físico o
emocional. Por lo tanto, es importante aprender
formas saludables de controlar su enojo o ira.
Maayán Hajaim te apoya en el proceso de aprender a manejar esta emoción, aquí compartimos algunas consideraciones que serán de mucha utilidad:
Maayán Hajaim te apoya en el proceso de aprender a manejar esta emoción, aquí compartimos algunas consideraciones que serán de mucha utilidad:
· Sé consciente de tus emociones, equivalente a
que puede admitirse cualquier sentimiento, pero no cualquier comportamiento. Es
decir, uno puede sentirse frustrado, pero no por ello puede golpear, patear o agredir
a otro para expresar lo que siente.
· Practica ejercicios de relajación acompañados de respiraciones profundas, visualiza una escena relajante o repite una palabra o frase para calmarte, por ejemplo: “tranquilo todo estará bien”, esto puede ayudarte a controlar tu temperamento cuando éste se altere.
· Participa regularmente en actividades que te desestresen como hacer ejercicio, leer, escuchar música, meditar, cocinar, escribir un diario, entre muchas más que te mantengan alejado de todo aquello que te genere irritación.
· Reflexiona después de hacer un par de respiraciones profundas, trata de verte a ti mismo como si estuvieras fuera de tu cuerpo, procura ver el reflejo de tu enojo y las emociones que te genera tan objetivamente como sea posible… Pregúntate: ¿Crees que tu forma de reaccionar es la forma más saludable de solucionar el problema?
· Practica ejercicios de relajación acompañados de respiraciones profundas, visualiza una escena relajante o repite una palabra o frase para calmarte, por ejemplo: “tranquilo todo estará bien”, esto puede ayudarte a controlar tu temperamento cuando éste se altere.
· Participa regularmente en actividades que te desestresen como hacer ejercicio, leer, escuchar música, meditar, cocinar, escribir un diario, entre muchas más que te mantengan alejado de todo aquello que te genere irritación.
· Reflexiona después de hacer un par de respiraciones profundas, trata de verte a ti mismo como si estuvieras fuera de tu cuerpo, procura ver el reflejo de tu enojo y las emociones que te genera tan objetivamente como sea posible… Pregúntate: ¿Crees que tu forma de reaccionar es la forma más saludable de solucionar el problema?
Aprende a desarrollar la empatía, un
formidable ejemplo es la historia de “El papel arrugado” de Paola Graziano (2018):
Contaba un Rabino que, cuando era niño, su carácter impulsivo lo hacía estallar en cólera a la menor provocación.
Luego de que sucedía, casi siempre se sentía avergonzado y batallaba por pedir excusas a quien había ofendido.
Un día su maestro, que lo vio dando justificaciones después de una explosión de ira a uno de sus compañeros de clase, lo llevó al salón, le entregó una hoja de papel lisa y le dijo:
— ¡Arrúgalo! El muchacho, no sin cierta sorpresa, obedeció e hizo con el papel una bolita. —Ahora —volvió a decirle el maestro— déjalo como estaba antes.
Por supuesto que no pudo dejarlo como estaba. Por más que trataba, el papel siempre permanecía lleno de pliegues y de arrugas.
Entonces el maestro remató diciendo:
— El corazón de las personas es como ese papel. La huella que dejas con tu ofensa será tan difícil de borrar como esas arrugas y esos pliegues.
Así aprendió a ser más comprensivo y más paciente, recordando, cuando está a punto de estallar, el ejemplo del papel arrugado.
Contaba un Rabino que, cuando era niño, su carácter impulsivo lo hacía estallar en cólera a la menor provocación.
Luego de que sucedía, casi siempre se sentía avergonzado y batallaba por pedir excusas a quien había ofendido.
Un día su maestro, que lo vio dando justificaciones después de una explosión de ira a uno de sus compañeros de clase, lo llevó al salón, le entregó una hoja de papel lisa y le dijo:
— ¡Arrúgalo! El muchacho, no sin cierta sorpresa, obedeció e hizo con el papel una bolita. —Ahora —volvió a decirle el maestro— déjalo como estaba antes.
Por supuesto que no pudo dejarlo como estaba. Por más que trataba, el papel siempre permanecía lleno de pliegues y de arrugas.
Entonces el maestro remató diciendo:
— El corazón de las personas es como ese papel. La huella que dejas con tu ofensa será tan difícil de borrar como esas arrugas y esos pliegues.
Así aprendió a ser más comprensivo y más paciente, recordando, cuando está a punto de estallar, el ejemplo del papel arrugado.
Referencias
bibliográficas:
Graziano, P. (2018). Cuentos
para pensar: el papel arrugado. Disponible en: Hohttps://psicologia-estrategica.com/el-papel-arrugado/
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