Emociones y bienestar.
¿Sabías que reconocer tus emociones aumenta el
bienestar?
Todo individuo tiene la capacidad natural de percibir
el medio ambiente que le rodea, es decir está equipado con sensores que
dan aviso de bienestar o peligro, y esto asegura su supervivencia.
Expertos en psicología aseguran
que el reconocimiento de las emociones básicas ayuda a tener una mejor calidad
de vida, ya que al reconocer lo qué pasa internamente, hay más consciencia de
lo que sucede afuera y hay más oportunidad y posibilidades de respuesta ante
las situaciones de la vida.
Ahora, las preguntas al respecto
serían las siguientes: ¿Cuáles son las emociones?, ¿Qué emociones experimentas
más?, ¿Qué emociones experimentas menos?, ¿Qué tanto reconoces tus emociones?
¿Como reaccionas cuando te pasan?
El primer paso es conocer las
emociones básicas, que son aquellas con las que ya se cuenta de “fábrica”:
Miedo, Afecto,
Tristeza, Enojo y Alegría
Es común que experimentar estas emociones y
también no saber distinguirlas o confundirlas. Por lo que el segundo paso es
aprender a identificarlas y distinguir que impulsa cada una de ellas.
·
Miedo: es como una alarma en el interior que surge ante la
percepción de un peligro exterior. Impulsa a protegerse y a huir
·
Afecto: es la preferencia positiva por alguien o algo ante la
percepción de que nos es agradable. Impulsa a permanecer y estar cerca.
·
Tristeza: es el vacío desagradable ante la percepción de pérdida o
desilusión. Impulsa a la auto-reflexión y la introspección.
·
Enojo: es el botón de defensa interno que surge ante la
percepción de invasión. Impulsa a poner límites entre lo que hace bien y lo que
no.
·
Alegría: es la energía agradable de sentirse vivo y satisfecho.
Impulsa a salir al mundo y satisfacer las necesidades.
Una de las claves para distinguir
las emociones está en lo que hacen sentir: peligro, agrado, vacío, invasión,
satisfacción, etc. Otra clave para distinguirlas está en la necesidad que
provoca: protección, cercanía, introspección, poner límites, salir al mundo,
etc. Distinguir correctamente lo que se siente o necesita, hace más posible
expresarlas y obtener resultados favorables, así como un mayor bienestar.
Es importante reconocer de manera
individual que es lo que provoca cada una de las emociones y cuáles son las
reacciones que las acompañan. Esto ayudará a saber qué hacer con lo que se
siente y poder elegir con sabiduría cómo
y a quién dirigirlo.
Ejemplo: David y su esposa hablan
de su negocio y cómo aumentar las ventas, el suegro de David se mete en
la conversación y comienza a dar sermones y opiniones de lo que tienen que
hacer. Esta es una actitud que el suegro tiene constantemente con ellos,
independientemente del tema. David se siente invadido y reconoce que está
enojado y...
a) En cuanto el suegro se va David le grita a su esposa
y la culpa por tener un padre así. Se pelean e incluso piensan separarse.
b) Empieza a gritar y empujar al suegro. Ambos
terminarán empujándose y la esposa de David termina llorando
c) Respira profundo y le pide al suegro hablar en
privado unos minutos. David le agradece que se preocupe por ellos y le pide que
los deje a ellos poner sus soluciones, asegurándole que si lo necesitan
recurrirán a él y sus consejos.
En este ejemplo se ven las
distintas maneras de cómo reaccionar y canalizar el enojo reconocido. En
la primera opción el enojo se dirige hacia alguien más y esto lleva a no tener
una solución favorable hacia el niño inicial y ocasionar un problema con la
otra persona. En la opción b, la reacción ante el enojo es muy intensa y
desproporcionada, lo cual provoca una situación de peligro y miedo
innecesario En la última opción el enojo es reconocido, graduado y va
canalizado con la persona que lo provoca, esto lleva a poder poner un límite
claro y firme pero también de manera respetuosa.
Todas las emociones son naturales
y válidas, no hay buenas ni malas, lo importante es saber cómo expresarlas de
manera adecuada para aumentar el bienestar propio y de la comunidad.
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