Burn out. ¡No puedo más!
¡No puedo más!
Luisa
es médico de 30 años, y a la fecha cursa su especialidad como residente en un
hospital de ginecología. Su pasión desde pequeña es la medicina, en especial
los embarazos de alto riesgo. Desde que comenzó la universidad estaba dispuesta
a dedicar la mayor parte de su tiempo al estudio para llegar a ser Médico con
especialidad en Ginecología.Su semana consta de permanecer de guardia, esto
significa que los servicios médicos estén en constante funcionamiento los 365
días del año las 24 horas del día por rotaciones; o sea sin dormir y activa todo el tiempo, mal comer
y con muy poco descanso, esto implica estar alerta ante cualquier situación
difícil que necesite de su conocimiento como médico. Cuando no está en guardias
expresa no tener la energía para salir con sus amistades o ir a comidas
familiares, para ella su único deseo es querer dormir y descansar pero en
varias ocasiones ha tenido pesadillas que le impiden tener un sueño reparador.
“No es fácil ser médico” se ha dicho a ella misma constantemente, “tengo que
estar alerta, tomar decisiones difíciles y seguir preparándome con clases para
atender éste tipo de embarazos; no tengo tiempo para darme un descanso”. Muchas
veces su mamá y sus amigas le han dicho que la ven “acabada”, cansada; le
sugieren que se dedique tiempo para ella, para realizar actividades que
“despejen” su mente, pero ella no atiende a sus consejos. Hasta que un día
decidió asistir a una comida familiar puesto que tenía ganas de convivir con
familiares que ya hacía tiempo que no veía, pero tenía un cansancio crónico
acumulado de varios días atrás y la hacía susceptible a cualquier situación.
Durante la comida estuvo tranquila convivió “a gusto” cuando de pronto, sin
intención de hacerlo, un primo menor vertió una taza de café caliente en sus
piernas y Luisa al sentir y ver esto irrumpió en llanto y gritos sin medida
reclamando lo sucedido. ¿Qué le ocurrió a Luisa? ¿Es normal? ¿Cómo lo podemos
explicar?
Para
comenzar, el Síndrome de Burnout (del
inglés “burn-out” agotarse o quemarse) es un padecimiento que se produce como
respuesta a presiones prolongadas que una persona sufre ante factores
estresantes emocionales e interpersonales relacionados con el trabajo (Forbes,
R 2011). En el campo de la psicología organizacional se ubica como un estado de
desgaste emocional y físico (Pines, Aronson, 1981) o en su definición
comúnmente más conocida, como una condición multidimensional de agotamiento
emocional, despersonalización y disminución de la realización personal en el
trabajo, que se da en ocupaciones con contacto directo y constante con gente
(Maslach, 1981). Los estudios del campo de la salud y la psicología
organizacional señalan que existen varias vulnerabilidades que colocan al
empleado en una situación de riesgo a padecer éste síndome, pero consideran los
siguientes factores como promotores del burnout:
actividades laborales que vinculan al trabajador y sus servicios directamente
con clientes, esto no significa que no pueda aparecer en otro tipo de labores,
pero se relaciona estrechamente con empleados que la naturaleza de su trabajo
depende del contacto directo con éstos. También, los horarios excesivos de
trabajo con niveles de exigencia elevados son un detonante fundamental en donde
lo anterior se ha convertido en un hábito “inconsciente” con el objetivo de
cumplir sus labores demandadas por el puesto que ejerce el empleado. Además, los
objetivos irreales impuestos que se contraponen con la tolerancia al estrés y a
la frustración. En general, las condiciones
anteriores se mezclan y pueden llegar a generar burnout en situaciones de exceso de trabajo, desvalorización del
puesto o del trabajo hecho, esto hace prevalecer la confusión entre las
expectativas y las prioridades, falta de seguridad laboral, así como exceso de
compromiso en relación con las responsabilidades del trabajo (Albee, 2000).
Por
otra parte, la palabra “burnout” cada
vez se escucha más en el habla coloquial haciendo referencia a cuando el
empleado está “cansado” o sufre de fatiga, y se minimizan los síntomas serios
que implica padecerlo. Estamos hablando de un cansancio que no puede ser
reparado con unos días de descanso como lo es en el caso de un cansancio
habitual; esto incluye padecimientos a nivel psicológico, físico, social y
también en relación con la empresa, lo que le da su connotación de síndrome.
CEGESTI (2011) publicó un artículo que define los síntomas de burnout de forma
integral en los niveles mencionados anteriormente: a nivel psicosocial; genera deterioro en las relaciones interpersonales,
depresión, cinismo, ansiedad, irritabilidad y dificultad de concentración. Es
común el distanciamiento de otras personas y los problemas conductuales pueden
progresar hacia conductas de alto riesgo (juegos de azar, comportamientos que
exponen la propia salud y conductas orientadas al suicidio, entre otros). El
cansancio extremo del que se habla sucede a nivel emocional, a nivel de
relación con otras personas y a nivel del propio sentimiento de
autorrealización. Dentro de los daños físicos
que pueden padecerse debido al síndrome, se incluyen: insomnio, deterioro
cardiovascular, úlceras, pérdida de peso, dolores musculares, migrañas,
problemas de sueño, desórdenes gastrointestinales, alergias, asma, fatiga
crónica, problemas con los ciclos menstruales o incluso daños a nivel cerebral.
El abuso de sustancias (drogas, fármacos, etc.) y la presencia de enfermedades
psicosomáticas son también signos característicos del síndrome. En el entorno laboral, la condición afecta, por
cuanto es de esperar una disminución en la calidad o productividad del trabajo,
actitud negativa hacia las personas a las que se les da servicio, deterioro de
las relaciones con compañeros, aumento del absentismo, disminución del sentido
de realización, bajo umbral para soportar la presión y conflictos de todo tipo,
entre otros factores.
En
otras ocasiones sucede lo contrario, se vuelve un empleado totalmente
indiferente con los clientes y hasta con los compañeros de trabajo. La falta de
motivación se vuelve una tortura día con día, las jornadas laborales se vuelven
eternas y tediosas; pero lo más importante es que el objetivo y la meta de
trabajo se pierden del todo y con esto aparece una desilusión que merma el
estado emocional de la persona. Además, el agotamiento mental causa que la
resistencia ante el estrés diario sea cada vez menor, es por esto que es más
fácil que se generen conflictos con los clientes. Por último lugar, la falta de
energía y menor rendimiento, esto ocurre a causa del punto anterior (menor
resistencia a estrés) a menor resistencia a estrés menor rendimiento y menor
producción, y a esto, mayor estrés. Y así, el estrés prolongado causa a medio y
largo plazo deterioro cognitivo, ósea, pérdidas de memoria, menor capacidad de
concentración y dificultad para aprender habilidades nuevas.
Como
se mencionó anteriormente éstos síntomas tienen varias consecuencias
automáticas que agravan la situación (algunas como compensación al estrés) que
pueden ser: aumento del riesgo de consumo de drogas o alcoholismo, alteraciones
del sueño, repercusión en el sistema inmunológico (baja de defensas). Las
consecuencias del burnout no son
únicamente hacia el empleado, repercuten en su familia, la pareja y en la
empresa donde labora con la posibilidad de perder grandes cantidades
económicas.
Para
finalizar, es importante que las empresas revisen varios elementos importantes
para promover ambientes laborales sanos, puntualizados por CEGESTI (2011): empoderar
el espíritu de equipo, de cooperación y de valores que lleven a un mejor
ambiente de trabajo; fortalecer los vínculos sociales entre los colaboradores,
además de la creatividad y la autonomía en el trabajo; evaluación constante del
clima y cultura laboral (sentimiento de equidad laboral), incluyendo aspectos
asociados con el burnout; replanteamiento
constante de los objetivos laborales, con el fin de determinar que estos sean
realistas y alcanzables por el personal; y por último, el análisis de los
niveles de estrés y carga mental de las tareas. En caso de sentirse identificado
con alguno de los síntomas desarrollados anteriormente o conocer a alguien que
esté pasando por esto, es importante tratar de aplicar algunas técnicas o
tratamientos para disminuir la tensión generada por el síndrome de burnout. Lo más recomendable es
detectarlo en las primeras fases para poder controlarlo, ya sea que lo detecte
el propio trabajador o la empresa responsable del empleado. Técnicas de
relajación como meditación o música clásica/relajante tienen efectos positivos
en ciertas zonas del cerebro encargadas de emociones positivas; estiramientos y
ejercicios antiestrés alivian las contracturas musculares; hábitos deportivos,
reducen el estrés, mejoran la salud y ayudan a desconectarse de problemas y
modular la tensión; en último lugar, los enormes beneficios de la terapia
psicológica crean y mejoran los mecanismos eficaces de afrontamiento al estrés.
Referencias
Forbes, R. (2011). El síndrome de
burnout: síntomas, causas y medidas de atención en la empresa. Octubre 13,
2017, de CEGESTI Éxito Empresarial Sitio web: http://www.cegesti.org/exitoempresarial/publicaciones/publicacion_160_160811_es.pdf
S.A. (2015). Qué es el Síndrome de
Burnout. Febrero 6, 2017, de DMedicina.com Sitio web: http://www.dmedicina.com/enfermedades/psiquiatricas/sindrome-de-burnout.html
S.A. (2017). Síndrome Burnout.
Febrero 6, 2017, de estreslaboral.info Sitio web: http://www.estreslaboral.info/sindrome-de-burnout.html
Por: Rossy Romano Cojab.
En Maayán
Hajaim contamos con psicólogos y psiquiatras, línea telefónica de apoyo 5292-5131, área de acompañamiento
emocional. Para tu desarrollo personal, también contamos con cursos, talleres y
grupos de apoyo.
Comentarios
Publicar un comentario