Padres que se sienten culpables al poner límites
Es interesante que el Pedagogo Vidal Schmill, señale en su
libro “Disciplina Inteligente”, un capítulo en el cual menciona las emociones
de culpa que algunos padres manifiestan ante determinadas conductas con sus
hijos.
Señala que determinadas conductas que llevan a poner límites
a los hijos son disparadoras inmediatas de los sentimientos de culpa, tanto en
madres como en padres y son algunas
1.-Lo he castigado en exceso.
Dice el autor; “en ocasiones se puede llegar a adoptar un
trato más parecido al entrenamiento de una mascota que a la educación de un ser
humano.” Señala que, gritos, golpes y
amenazas son muy frecuentes en muchos hogares, lo cual lleva a provocar en los
hijos una mayor rebeldía o un miedo patológico que inhibe su desarrollo.
Apunta que el castigo como “método educativo” humilla y
genera deseos de venganza inconsciente o consciente en los hijos. Sugiere que los padres no deben de culparse
por el uso de esta metodología educativa sino de responsabilizarse y modificar
su conducta con metodologías más eficientes y menos punitivas.
2.-Lo estoy sobreprotegiendo:
Señala el especialista que la sobreprotección es el otro
extremo del castigar de manera exagera rada, pero para él, es similar a la
anterior, puesto que es frecuente en padres que fueron educados mediante el
castigo y maltrato y asfixian a sus hijos con su protección convirtiéndolos en
personas inútiles, miedosas, poco tolerantes a la frustración, verdaderos
tiranos familiares.
3.-No le he dado suficiente tiempo y atención.
¿Cuánto tiempo necesita mi hijo? Cada hijo requiere de diferentes modalidades
de atención dependiendo de su etapa de desarrollo. El sugiere que se debe de aprender a manejar
el tiempo de tal manera que los padres puedan trabajar y atender a sus hijos a
través de una comunicación profunda, sensible y no una “comunicación light”
como es el preguntar sólo: ¡cómo te fue en la escuela? O ¿ya hiciste la tarea?
Para ello sugiere que: Se hable menos y se escuche más, tratar de entender cómo
piensa y cómo siente a su edad. Aceptar sus comentarios y sentimientos, jugar y
mostrarle cariño antes de regañar y aprender a disfrutar el mucho o poco tiempo
que se pasa con ellos.
4.-Lo ha educado otra persona: el servicio doméstico.
En muchos hogares, el servicio doméstico se convierte en un
pilar y parte de la familia, son como las antiguas “nanas”. Quieren a los niños los cuidan y educan, más
no es posible nos dice el autor que se le delegue todas las responsabilidades
de crianza, puesto que, llegará el momento en que tendrán más peso de autoridad
que los padres.
5.-He descuidado mis asuntos personales.
Los hijos, apunta el autor,
son una prioridad muy importante para los padres, más no deben de
olvidarse por ello de la salud, la pareja, o el trabajo. Considera que por
mucho amor que se le tenga al hijo o hijos, el padre o la madre deben de
prestar atención a su persona, a su trabajo, a su pareja. Corresponde el aprender a manejar todas las
áreas importantes para los padres junto a la crianza de los hijos.
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