¿Preocupado yo? ¿Cómo aliviar la ansiedad?


Todos sabemos cuando estamos preocupados, pero ¿sabemos cuándo está justificado y cuando es imaginario?
Mientras las personas están preocupadas no parecen notar las sensaciones subjetivas de la ansiedad que despiertan dichos pensamientos/sensaciones; supuestamente la secuencia de la inquietud es la siguiente: la persona nota algo que dispara la imagen de algún peligro o amenaza potencial; esa "catástrofe" imaginada dispara a su vez un ataque suave de ansiedad.

La reacción que antecede a la preocupación es la vigilancia, la cual nos facilita deducir el peligro potencial en una situación o persona, funcionamiento que sin duda alguna, ha sido esencial para la supervivencia en el curso de la evolución, pero es la preocupación cronica -preocuparse compulsivamente, digamos, de más- la que se vuelve contraproducente.
La mente preocupada gira una y otra vez en una interminable curva melodramática, en la que un conjunto de suposiciones conduce a la siguiente y vuelve otra vez atrás.
Algunas veces pareciera que es una voz fuera de nosotros que nos arrastra a un abismo lleno de incertidumbre y temor, entonces cuando la preocupación trabaja no existe ningún obstáculo. Nos invita a emplear una reflexión constructiva en la que podemos encontrar una solución.

Cuando el temor pone en marcha al "cerebro emocional", parte de la ansiedad resultante fija la atención en la "amenaza", forzando a la mente a obsesionarse acerca de la forma de enfrentarla y pasar por alto cualquier cosa de momento. En cierto sentido, es un ensayo sobre lo que podría salir mal; en otras palabras, es la tarea esencial de la preocupación el buscar soluciones positivas con respecto a peligros de la vida ANTICIPANDOSE a los riesgos antes que estos surjan.

La dificultad surge cuando los pensamientos repetitivos se presentan y estos nunca nos llevan a una solución positiva. Cuando este ciclo se intensifica y persiste, se hace más confusa la línea que lo separa de los auténticos asaltos nerviosos, situación en la que se facilita la probabilidad de desarrollar un transtorno de ansiedad -fobias, obsesiones, compulsiones o ataques de pánico-, o bien comportamientos displacenteros o que dificulten nuestra sociabilidad -celos, sensación de conspiración, etc-. Por ejemplo, en cada uno de estos transtornos la preocupación se fija de una forma definida: en el caso de la fobia, las ansiedades se establecen en la situación u objeto temidos; en el caso de la obsesión -celos e ideas conspiratorias- se consolida en evitar alguna calamidad persecutoria -que se presenta constantemente-; por último en los ataques de pánico, la ansiedad que genera la preocupación se concentra en el temor a la muerte o en la posibilidad de tener el ataque mismo.

¿Cómo podemos aliviar la ansiedad generada por la preocupación?
Ojalá fuera tan fácil como seguir el consejo de siempre: "deja de preocuparte", pero es precisamente eso lo que más difícil nos resulta.
Es importante mencionar que las preocupaciones se expresan, casi siempre, en el oído de la mente, no a su ojo, es decir en palabras no en imágenes, hecho que tiene importancia para su control.

El primer paso es la conciencia de uno mismo, lo cual consiste en reconocer los episodios inquietantes lo más pronto posible, idealmente en cuanto la fugaz imagen catastrófica dispara el ciclo de preocupación-ansiedad; digamos de otro modo, se trata de identificar situaciones que disparan la preocupación o las imágenes y pensamientos fugaces que la inician; así como las sensaciones que se producen simultáneamente. Con la práctica, será capaz de identificarlas más pronto y podrá aplicar los métodos de relajación de su preferencia -los cuales se deben de practiar diariamente-.

Sin embargo el método de relajación por sí sólo no es suficiente. También se necesita desafiar activamente los pensamientos inquientantes -de ser necesario se puede recurrir a un espacio terapéutico o psiquiatrico-; sí esto no ocurre, la espiral de preocupación vuelve a comenzar. Así el siguiente paso consta en adoptar una postura crítica con respecto a las suposiciones -¿es probable que el acontecimiento temido se produzca?-
Por lo tanto es la combinación de conciencia y escepticismo la que puede actuar como freno para la activación nerviosa que subyace en la ansiedad. Generar activamente tales pensamientos puede preparar el circuito que inhibe el impulso límbico de la preocupación, al mismo tiempo, inducir activamente un estado relajado contrarrestra las señales de ansiedad que el cerebro emocional envía a todo el cuerpo.

Estas estrategias establecen una línea de actividad mental que resulta incompatible con la preocupación, recordemos que: cuando permitimos que un pensamiento se repita constantemente sin ser desafiado éste aumenta su poder de persuasión y es tomado ingenuamente como verdad.


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