Depresiones en la Infancia
El aceptar la existencia de
alteraciones del estado de ánimo en niños y adolescentes ha sido un espacio de
debate constante entre los psiquiatras y médicos en general, y es hasta 1966
cuando por tres hechos relevantes de dos publicaciones: una que hace alusión a
lo conocido sobre el tema hasta esa fecha y la otra una investigación acerca de
los hijos de padres deprimidos, junto a la aceptación del grupo del Manual de
avances en psiquiatría o Gap sobre la lo que ellos llaman “Síndrome depresivo
infantil”, es cuando se señala la existencia de tristeza o melancolía en la
niñez y adolescencia.
La depresión o tristeza patológica
(excesiva en intensidad y duración, lo cual es difícil de entender por el
contexto familiar y social e incapacita a quien la presente a desarrollar sus
tareas habituales).
Características específicas en:
Niños:
Mayores síntomas de ansiedad:
fobias, ansiedad de separación. Quejas somáticas y en algunos casos
alucinaciones auditivas. Irritabilidad
episódica y rabietas. Menos conductas suicidas. Deterioro psicosocial.
Adolescentes:
Presentan trastornos del sueño y
del apetito, ideas y pensamientos delirantes, y con frecuencia actos
suicidas. Problemas de conducta y menos
síntomas físicos como con los adultos. Deterioro psicosocial.
El diagnóstico diferencial más
frecuente es con los trastornos de la adaptación con síntomas depresivos,
trastornos de ansiedad, TDHA,(Trastorno por Déficit de Atención e
hiperactividad) trastorno por conductas perturbadoras, trastornos del
aprendizaje y trastornos por uso y abuso de sustancias. Otros se presentan con menos frecuencia son
los de la conducta alimentaria, alteraciones de la personalidad.
Un elemento importante para el
diagnóstico de la depresión infantil es la edad como los señala el
psicoanálisis, al nacer, la adolescencia y otros, los cuales son normales y no
dan patología.
A la fecha, las investigaciones
señalan que eventos de vida generan estrés en el niño o adolescente, alterando
su desarrollo y favoreciendo la emergencia de pensamientos y sentimientos
depresivos: muertes, divorcio, cambios de casa, de escuela, no logros
escolares; la ansiedad que puede generar estos acontecimientos puede generar
sentimientos de fracaso y hundir al niño o al adolescente en un estado de
desvalimiento e indefección lo cual inhibe su conducta.
Factores Familiares:
- Disputas familiares
- Carácter autoritario o permisivo de los padres.
- Divorcios y mala relación entre los padres.
Factores escolares:
- Disminución del rendimiento escolar
- Dificultades del Aprendizaje
- Falta de motivación
- Fracaso escolar
Niños y adolescentes no se encuentran libres de
manifestar síntomas depresivos, por lo cual, tanto padres como maestros deben
de estar pendientes de cambios en la conducta de ellos.
En Maayán Hajaim contamos
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