¿Cómo enfrentamos la autoridad?
El Concepto de autoridad puede ser asociado con las palabras, mando, dominio o poder, pero ¿qué es la autoridad?, de acuerdo al diccionario, es el derecho o poder de mandar, de hacerse obedecer.
El ser humano aprende el concepto de autoridad desde muy pequeño, en la mayoría de los casos es mamá la que nos describe y enseña cómo es el mundo, así que, en términos generales, si mamá le temía a todo aquello que significara autoridad y poder sobre ella (incluido papá), lo más probable es que yo tema también a la autoridad.
Esto se puede ver reforzado si papá también le temía a lo que para él, era la autoridad (sus propios padres o el jefe).
Por otro lado si mamá es una mujer que sabía enfrentar la vida y cuestionar a la autoridad con respeto aunque sin miedo, la imagen de la autoridad para nosotros será mas objetiva.
El tercer caso esta dado por una mamá que retaba a la autoridad, la descalificaba y desconocía, de modo que bajo este esquema, nos transmite la idea de que no existe una autoridad digna de ser respetada y menos obedecida.
Los casos anteriormente descritos nos darán una clara idea del porqué soy así, cómo es que tal es así, mis hermanos, mis amigos, mis conocidos, mis hijos, etc. Cómo es que alguien actúa como rebelde sin causa y otro más con absoluta sumisión, incapaz de contradecir al jefe o al papá.
Alguien podrá decir, un momento, yo no le temo a la autoridad, pero mi hermano sí, cabe aclarar que quizá yo actúe con seguridad y madurez, pero en el fondo, si tuvimos y nos criamos con la misma mamá, es casi seguro que todos los hermanos crecimos con lo mismo, ya sea miedo, valentía o justo aprecio de la autoridad, aún y cuando no se refleje igual en todos los hermanos, esto se debe a las diferentes personalidades, como a la historia de cada individuo.
¿ La autoridad debe respetarse siempre, nunca, a veces, depende ?, y si es así, ¿de qué depende ?, El adecuado uso de la autoridad que poseo ya sea como madre o padre de familia, como jefe, como hermano mayor, etc. estará sujeta a mi calidad moral, a la justicia con que trate a los demás, a la prudencia al hablar, a mi capacidad para aceptar mis errores y reconocerlos, solo así mi autoridad será moral y no solo situacional (formal).
Existen etapas durante las cuales la persona va madurando, no solo como autoridad, sino también como sujeto de ella, en la adolescencia por ejemplo, solemos ser rebeldes, es normal sentir que no existe ninguna autoridad capaz de infundirnos respeto alguno, sin importar si se trata de papá, el jefe, el policía, etc. Pero al ir creciendo, las cosas cambian o debieran cambiar, comenzamos a tener una adecuada y más objetiva visión de la vida y de la autoridad.
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