¿Porque un niño de 3 o 4 años empieza a tener miedos?


El miedo, aparece como resultado del desarrollo de su imaginación, creatividad  y pensar de manera más abstracta. A la vez que va desapareciendo el sentimiento de invulnerabilidad que tenía cuando  más pequeño.

Desde los tres, es consciente de que hay muchos peligros a su alrededor que toman la forma de fantasmas, monstruos, malos sueños y circunstancias reales. Situación que le hace sentir miedo.
Sabemos que a esta edad el niño se ha convertido en un pequeño que  impone su opinión cuando le parece y que pretende aplicarlo en todo momento. Etapa en la que se siente  seguro de si mismo
A la vez que vulnerable e inseguro, lo demuestra sobre todo cuando tiene que separarse de sus padres o ante situaciones nuevas o desconocidos.
Ahora es capaz de razonar más de su entorno y con ello los peligros,  siempre bajo las peculiares de su inmadurez intelectual y  pensamiento mágico.

A esta edad sus herramientas intelectuales son aún muy pobres pero en cambio posee una imaginación llamativamente mágica. Así que en muchas ocasiones interpretará las cosas que ocurren en función de cómo su pensamiento se lo permita (no haciendo una lectura correcta como haríamos los adultos).

¿Distingue fantasía de realidad?
La respuesta es clara: no la distingue, dado que no discrimina  entre lo real y lo  inventado; y es precisamente por este hecho que tiene una imaginación desbordante, se lo cree todo.
En un principio no sospechan que algo pueda ser mentira, especialmente si alguien mayor se lo cuenta. Ante ello se debe de evitar contarles historias sobre monstruos o brujas que hacen daño, o canciones como la “que viene el coco y te comerá” o similares pues el niño se lo creerá y sufrirá, siendo muy difícil convencerlo de lo contrario.
Se le puede ayudar, al contarle historias sobre estos mismos personajes pero que hacen buenas acciones como las hadas, las brujas o los monstruos buenos, y otros, les facilita a crecer.


¿Cómo es el pensamiento mágico?
Atribuye conciencia a las cosas, de forma que un coche al finalizar una carrera debe de notar cansancio al igual que lo notaría una persona.
Los sueños son algo real que existe como tal y, al soñar, el niño se encuentra físicamente en el lugar donde está soñando.
Piensa que todo lo que produce en su mente se reproduce en la realidad. De ahí que crea en besos mágicos, en muñecos come pesadillas, dibujos protectores, en tiritas especiales que curan, etc. Actos sin sentido para el mundo adulto, pero que para nuestros niños son capaces de quitarles el dolor o el miedo e infundirles amor.
Cristina García, Pedagoga, Terapeuta Gestalt infantil, orientadora familiar. España

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